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sábado, 2 de marzo de 2013

Otras Dimensiones: Cruzando la Barrera Celeste


Otras Dimensiones: Cruzando la Barrera Celeste


Al tratar la realidad extraterrestre, lo hacemos casi siempre desde cierta fascinación, principalmente por su desarrollo tecnológico. Ciertamente sus maquinas son prodigiosas si las comparamos con nuestros aviones, pero al leer el libro Ángeles en Astronave, de Giorgio Dibitonto, sentimos que una parte importante del fenómeno extraterrestre se nos escapa,  más concretamente la faceta espiritual que acompaña a los seres de las estrellas. Desde tiempos inmemoriales, los seres humanos hemos enfocado la espiritualidad a través de las religiones, basadas todas ellas en ciertos libros sagrados que han sobrevivido una generación tras otra hasta nuestros días. En esas escrituras, tales como la Biblia, se narran acontecimientos históricos mezclados con enseñanzas y preceptos, que en muchas ocasiones son difíciles de cumplir e incluso de asimilar. Aquellos que transmitieron muchos de esos mensajes celestes lo hicieron en otros tiempos y  lo hacían a  otras mentalidades, si bien ni ellos mismos comprendían la transcendencia de ciertas enseñanzas dadas desde las alturas por el mismísimo Dios, o alguno sus representantes, los ángeles, como fue el caso de Moisés o Ezequiel. Sin embargo, nadie puede reprocharles a muchos de esos profetas el hecho de que ellos sí cumpliesen su misión de un modo bastante aceptable, transmitiendo o interpretando las enseñanzas para un pueblo llano y carente de cultura.




Extracto del libro Angeles en Astronave (entrecomillado):
  "Nosotros enviamos a Noé, a Moisés, a Elías, a Enoch y a muchos otros. El Hermano Elías, gran hijo del Padre, gritó: "Me consumo de celo por el Señor Dios de los Ejércitos". y como él, todos los demás que enviamos adoraron a Aquel que en la Tierra ordenó sus Ejércitos Celestes

Es ahora, en este tiempo, cuando los seres humanos tenemos cierta capacidad para analizar, aunque sea mínimamente, el significado espiritual que acompaña al fenómeno extraterrestre. Percibimos que ambos fenómenos, el espiritual y el extraterrestre, están interrelacionados entre si  y a su vez con los seres humanos,  ya que desde siempre, en otros tiempos, los extraterrestres han sido tratados como divinidades, siendo realmente aquellos,  otros seres muchísimo más evolucionados que nosotros, que son capaces de desplazarse por el espacio y también en otras dimensiones, que ni siquiera los seres humanos llegamos a imaginar, debido a que nuestra mente nos confunde constantemente cuando intenta analizar la realidad del mundo cotidiano que nos rodea desde una única dimensión: la materia.




Giorgio Dibitonto  narra en su libro de contacto la fascinación por sus maquinas voladoras asi como el deseo  por  intentar asimilar todas las enseñanzas recibidas y mensajes cargados de cierta espiritualidad  entregados para  transmitir a toda la humanidad. Al inicio del relato nos explica como una luz se materializa en su habitación, apareciendo un Ser de singular belleza. Ese mismo Ser vuelve a aparecerse en otra ocasión, dándole instrucciones para un contacto posterior y haciéndole notar que se llama Rafael. Una criatura angelical, sin ninguna duda, aunque no deja de ser un extraterrestre en grado de evolución superior. Una de las cosas que realmente llama la atención es la longevidad de estos seres, cuando ese ser de luz llamado Rafael le explicó al contactado Giorgio que en su día también contactó con Adamski, el cual optó por llamarle Ramu, en vez de Rafael como su nombre real ó también cuando en la Antigüedad acompaño al joven Tobías por los caminos del mundo, curando a su esposa y al padre de Tobías  y  “cuando iba a ser recompensado en dinero, el Ángel había revelado su verdadera identidad, subiendo a lo alto y desapareciendo a la vista de los presentes”. (el texto entrecomillado esta sacado del libro de Giorgio Dibitonto). De todo ello se deduce, que las intervenciones extraterrestres en la Tierra transcienden mas allá de nuestro concepto temporal de la realidad y deberíamos esforzarnos en comprender la transcendencia espiritual de sus mensajes desde un punto de vista llamado que podríamos designar como “plan divino para la humanidad” ó bien “ayuda a los seres humanos para alcanzar un cambio espiritual”



La Barrera Celeste es, según explican los extraterrestres, el “lugar donde reside en mundo espiritual” y muy diferente a lo que podríamos conocer como “mundo de la materia”. Según explican, en esos planos superiores donde ellos son capaces de transitar desde el mundo material, la conciencia como tal alcanza niveles muy superiores y allí, los seres que lo habitan se mueven en otras dimensiones muy cercanas al que podríamos definir como “el Creador”. En una de esas dimensiones también “habitarían” las almas de los fallecidos en una especie de tránsito hacia otras reencarnaciones, ó bien, superadas esas pruebas de perfección, en un “lugar cercano al Creador como destino final”. Las religiones, nacidas la mayoría miles de años atrás, han representado a Dios con imágenes de las más diversas formas, pero si hacemos caso de lo dicho por esas civilizaciones extraterrestres, el Creador se representaría como un “todo” y las criaturas que habitan el “universo material”, tal es el caso de los seres humanos, vienen a necesitar de un cierta “bondad espiritual” para cruzar esa la Barrera Celeste donde habitan los “seres espirituales”.



He transcrito algunos fragmentos del libro Angeles en Astronave, de Giorgio Dibitonto, que nos aproximan a esa realidad espiritual extraterrestre.      


   
Página 2.

 Para comprender el fenómeno de los discos volantes y de las Inteligencias que los conducen, es importante, por lo tanto, examinarlo con mente abierta y bajo un doble aspecto: el material y el espiritual.

 Página 4

Por otra parte, y éste es el aspecto espiritual del fenómeno, podemos muy bien creer que el Universo no es un encuentro fortuito de átomos, como a algunos les gusta afirmar, sino la realización de Un Gran Plan surgido de la Mente de Dios y que la Creación misma está regulada por precisas Leyes Eternas y Armoniosas.

Página 7

EL  SER  DE  LAS  ALAS  DE  LUZ.
 
Aquella tarde me encontraba en casa. Alzando casualmente la cabeza, entreví en la habitación una luz que se hizo cada vez más fuerte hasta volverse más intensa que la natural. En medio de este resplandor apareció la figura de un joven de una belleza extraordinaria. Lo observé asombrado y vi que estaba un poco levantado del suelo. Sus pies estaban desnudos, vestía una túnica brillante y tenía dos alas esplendentes. Continué admirándolo, arrebatado por la dulzura y majestad de aquel rostro. La visión duró mucho tiempo, hasta que se desvaneció como había venido.




 
 Una tarde, antes de Pascua, apenas hube entrado en casa y me dispuse a dedicarme a mis cosas de costumbre, la aparición volvió a dejarse ver, en el mismo punto y del mimo modo que la primera vez.
  Su luz se difundía por toda la habitación y era como si me penetrase profundamente. La radiante belleza de aquel Ser creaba en mí una dulce perturbación y el deseo de que no se fuese. Completamente prendido de la visión, no conseguía moverme, ni pensar en otra cosa.
  Me animé, y le pregunté quién era. El sonrió y con voz suavísima, me respondió: "Yo soy Rafael". Expresé el deseo de saber algo más sobre él y me dijo: "En las Escrituras encontrarás el libro de Tobías; a través de él te será dado conocerme mejor. Me volverás a ver".
  Permaneció aún delante de mí con sus ojos de luz penetrante y dulcísima. Luego desapareció, y con él todo el resplandor fue diluyéndose poco a poco.

Página 8

EL  LUGAR  PREELEGIDO  PARA  EL  ENCUENTRO.
 
Me encontraba en la cama para una breve siesta. Estaba cogiendo el sueño, cuando una nítida visión apareció ante mis ojos. Veía un bosque, sus árboles, los matorrales y la hierba dividida por un sendero. Sentí que me invadía una profunda paz. Esperé comprender el significado de cuanto me estaba sucediendo, y entonces oí la voz de Rafael que me dijo: "Observa bien el lugar. Lo reconocerás: ha sido elegido de antemano para nuestro encuentro".
 
La noche del 23 de Abril de 1980, el Ángel me comunicó: "Pasado mañana al empezar la tarde cogerás tu automóvil y te trasladarás a Finale Ligure. Allí sabrás qué hacer. Te saludo". Venciendo todo titubeo, el día establecido salí. La costa se veía recorrida por turistas que habían decidido pasar el puente de vacaciones en el mar.
 
Cuando llegué a Finale no tuve que plantearme demasiados problemas porque la voz de Rafael llegó puntual para indicarme el recorrido. "Debes trasladarte a Calice", me dijo, y desde allí proseguirás hacia la montaña. Se te darán otras indicaciones útiles para conducirte al lugar del encuentro".


Finale Ligure, Italia

Siguiendo las indicaciones telepáticas había girado hacia la derecha y ahora iba flanqueando otro valle que se abría y se delineaba de modo irregular bajo el sol de la tarde. Continué hasta que se me dijo que abandonase mi Fiat 500 y siguiese a pie.

Página 9

Me llegó la voz de Rafael. "Venimos por la parte del sol", dijo; "estamos muy cerca". Lo había oído muy claramente como si procediese de un punto del cielo detrás de mis espaldas. Me volví y, contra el sol, sobre el valle, note una mancha vaporosa que bajaba velozmente viniendo hacia mí. Oí que emitía un ligero zumbido.
 
Experimenté un cierto temor, pero ello no me impidió tener los ojos dirigidos al misterioso objeto. Se acercó moderando suavemente la velocidad e inició una caída vertical hasta pararse en el aire a pocas decenas de metros por encima de mi cabeza. Ahora lo veía bien: aparecía como un gran disco plateado que en algunos trozos parecía vidrio fundido con peltre.
 Por todo alrededor tenía luces de varios colores, y por abajo mostraba tres grandes esferas. Me sentí fuertemente atraído hacia lo alto, mientras todo sentimiento de temor se desvanecía.
 El objeto se alejó nuevamente hacia el cielo y fue a detenerse sobre la copa de los árboles. Ahora podía observarlo sin ningún impedimento. Mostraba en la parte superior una gran cúpula, sobre cuya cima estaba encendida una luz blanquísima que iluminaba el disco por todo alrededor. La cúpula tenía escotillas redondas que giraban, por las que salía una luz semejante a la que irradiaba por encima. Esta luz aumentó y en vez de deslumbrarme, me daba una sensación agradabilísima. En comparación con ella el sol era ahora de un amarillo descolorido. Fascinado, miraba fijamente esta luz y al mismo tiempo sentía que una insólita alegría penetraba en mi ánimo, dándome una sensación de felicidad. Desde aquel objeto luminoso oí la voz de Rafael que me hablaba. "No es la primera vez", dijo, "que encontramos a los hombres de la Tierra de este modo. Desde siempre hablamos a vuestra humanidad desde nuestros medios espaciales, desde los discos y desde las astronaves. En las Escrituras se lee que el Señor hablaba al hombre de la Tierra desde una nube: es lo que te sucede ahora a tí por primera vez y lo que se dio a experimentar a vuestros padres de toda época".


Página 10

"Hemos querido este encuentro contigo", añadió la voz. "Nuestra alegría es grande. Estate siempre seguro de nuestro Amor por tí y por todos tus Hermanos de la Tierra. Vendremos otra vez. Ahora te saludamos en el nombre del Padre Universal",

EL  PRIMER  ECUENTRO.
 
Allí estaba Rafael a unos cincuenta metros de donde me encontraba. De cerca de un metro noventa de estatura, demostraba una edad indefinible. Su rostro era el mismo que se me había aparecido en casa. Tenía los mismos rasgos y resplandecía con la misma belleza. Estaba de pie entre los olivos y se sonreía.

"Me mostré a ti en mi dimensión de la luz", dijo con un gesto de la mano que indicaba a sí mismo; "y ahora me muestro en mi forma cósmica. Te haremos comprender estas realidades. Ya te dije que las Escrituras describen una misión que yo cumplí sobre la Tierra. Muchos creen que este relato es una fábula, pero tú puedes comprobar que es realidad. Muchos hechos narrados en la Biblia se creen simbólicos y abstractos, pero sucedieron realmente, y otros tendrán que suceder. Si los hombres de la Tierra abrieran su mente y su corazón, podrían adquirir mucho conocimiento y saber verdades que están ahora ocultas. Llegará un momento en que todo vuestro planeta entrará en una era sin precedentes en su historia milenaria".
"¿Significa esto que nos ayudaréis, si suceden cosas muy graves en la Tierra?".
 "Somos todos hermanos", respondió, "e hijos del Único Padre Universal. Nuestro Amor es hacia todos sin condiciones, también hacia los que quieren obstinarse en experimentar caminos de mal que procuran dolor y muerte porque están desobedeciendo a las Leyes Universales del Creador. Ellos no quieren comprender que "libertad" significa recorrer los infinitos caminos del Amor. Porque sólo en esta dirección está la Vida. Abusar de la magnanimidad de un Padre tan bueno es un gran mal y ello significa provocar su Justicia, que nosotros adoramos porque es divina".
  "Otros hermanos de la Tierra", dijo la voz, "te acompañarán en los próximos encuentros. Y conmigo vendrán otros hermanos. Pronto nos encontraremos. Adiós".
  El disco voló hacia lo alto, luego torció en diagonal y describió en el cielo una increíble carrera hasta que desapareció. Me miré; estaba completamente seco, como si no me hubiese rozado ni una gota de agua. Me sentía bien.

Página 13 

De repente aparecieron en el cielo azul a gran altura tres bandadas de discos volantes, perfectamente visibles, que en perspectiva parecían ovalados. Desaparecieron detrás de las montañas.
 Era el 27 de Abril, dos días después de mi viaje a Finale.

EL  VALLE  DE  LOS  CONTACTOS.
 
Página 14 

Solamente entonces me di cuenta de que el día estaba ventoso bajo un cielo gris. Pero no tuve tiempo para pensarlo, porque pronto oímos pasos detrás de nosotros. Me volví y vi tres hombres que se acercaban. Temía que Tina pudiera emocionarse. Por el contrario, ella salió del coche hacia ellos como si fuera el encuentro de viejos amigos. Le seguí y me encontré cara a cara con Rafael que vestía un "chándal" amplio de color plata.
 
Me saludó alegremente, saludó a Tina y así lo hicieron los otros dos también, que más o menos vestían como Rafael pero llevaban "chandals" más ajustados y de colores más oscuros. Eran altos. Sus rostros eran bellos y expresaban una gran bondad y presencia de espíritu.
  Se presentaron y dijeron que sus nombres eran ficticios, pero que se los había puesto un hermano de la Tierra, George Adamski, que los había encontrado algunos años antes. "Yo soy Orthon", dijo el más alto de los dos. "Mi nombre es Firkon" dijo el otro.
 
  "También a mí se me dio un nombre ficticio", me dijo Rafael; "se me llamó Ramu, pero está bien que ahora se sepa quién soy de verdad. Lo que los hermanos de la Tierra deben saber es el papel que el Padre nos asignó desde hace mucho tiempo para que se realice su salvación sobre el planeta".
  Me sentía atraído por la sensación de grandeza y sencillez que emanaba del hombre, un perfecto equilibrio reinaba en todos sus gestos, y todo él transparentaba sabiduría y conocimiento. Su exquisita afabilidad era del todo natural.
   "El mensaje que os daremos", dijo, "interesa a todos los hombres de buena voluntad de la Tierra. Eso supondrá un precio para vosotros: no todos os van a creer, a comprender y a amar. Pero nosotros os ayudaremos y asistiremos. Es una misión de Amor y de Salvación".


Página 15

Calló pensativo y después dijo: "Hoy el viento es fuerte, pero pronto se levantará de los cuatro ángulos de la Tierra un viento mucho más impetuoso y barrerá las nubes.
  La confusión que reina ahora sobre la Tierra permite a pocos comprender de lleno que se están cumpliendo todas las profecías que dimos a los hombres adecuados para transmitirlas fielmente. Ellos fueron escarnecidos, incomprendidos, perseguidos e incluso muertos. Sin embargo, sus palabras se cumplirán siempre".
  "Mucho dolor", añadió con un leve suspiro, "mucho dolor se ahorraría a los hermanos de la Tierra, si renunciaran a su orgullo y al uso de la fuerza. Si se renuncia a emplear el mal, entonces se abreviará vuestro camino y daréis grandes pasos hacia el bien".
   
Expresé a este Hermano venido del espacio mi incredulidad acerca de la posibilidad de que sobre la Tierra se pudiese acoger semejante mensaje.
  "Todo esto", continuó Rafael respondiendo a mis palabras, "sucede desde hace mucho tiempo entre la gente de este planeta. Pero es menester que la verdad se diga en alta voz, para que los que la esperan y la quieran acoger lo pueden hacer.
  Para quien no cree hay otras misiones que el Padre lleva a cabo y otras aún más importantes han de suceder para que nadie perezca víctima del mal. Muchos de nosotros, desde siempre, bajan a la Tierra, y a veces nacen en un cuerpo terrestre para poder desarrollar tareas bastante difíciles y para contrarrestar el mal. En todo caso, cada uno debe salvarse primero a sí mismo. Y sólo entonces se podrá cumplir la obra para la cual se ha nacido en la Tierra”.


Página 16

Aquel Ser excepcional me decía cosas que entonces no comprendía del todo. Sin embargo, sabía que leía mi pensamiento y mi corazón. Ahora estaba seguro de su comprensión y bondad.
  Quedé silencioso reflexionando sobre sus palabras y sobre lo que me había explicado.
  "Te estás preguntando", dijo, “¿por qué no nos mostramos abiertamente a todos los habitantes de la Tierra?, ¿por qué no hacemos algo vistoso, grande, para que todos conozcan la verdad y abran los ojos de una vez?. Estas son preguntas que un gran número de hombres de la Tierra se plantea siempre, es decir desde que la Tierra se encontró siendo un planeta de redención.  Yo os digo ahora cuanto entonces se dijo y explicó a su tiempo.
  Esto no es posible y no será posible hasta que los hermanos de la Tierra no abran su corazón a la humildad y al Amor del Padre. Nosotros obramos para vuestro bien total, conocemos realidades que escapan a vuestro entendimiento ofuscado por el error que os oprime. Sabemos obrar y esperar".
  "En otras épocas, cuando las cosas no estaban todavía en el punto en que se encuentran hoy, nos mostramos y os guiamos de modo manifiesto. Pero no podemos violentar el don del libre albedrío concedido por el Padre Dios a todos sus hijos, y la fuerza de vuestra voluntad para experimentar el mal os hizo cometer acciones más graves todavía a causa de los conocimientos que teníais".
  "En todo el Cosmos no se concede a los hermanos más evolucionados violar la libertad de aquellos que tienen aún un largo camino por recorrer. Mucho mal del que hay en los terrestres no podrá ser vencido antes que ellos mismos hayan experimentado sus efectos funestos, y esto a causa de la dureza de su corazón. No porque el bien no tenga poder para redimir. Más aún: ese sería el camino más breve y bendecido por el Padre". Rafael se levantó. Hice lo mismo. "Ahora tenemos que dejaros", dijo.
  Se fueron hacia el disco oculto en la hierba. Tuve el impulso de seguirles; pero Rafael se volvió y sin mover los labios me dijo: "Ahora no. Ya vendrá el momento en que podréis subir a bordo de nuestros vehículos".




EL  SER  CELESTIAL
Página 21

Rafael nos invitó a caminar un trecho junto a él por la parte opuesta a la que se encontraba el disco. "Vuestra ciencia", continuó, "deberá comprender sus límites. La materia no podrá superar a la materia. Si se comprende que el verdadero conocimiento tiene también otras vías, entonces la ciencia servirá también de ayuda en el camino a recorrer. Tal como ahora sois y queréis continuar siendo, nunca podremos daros conocimientos superiores: Los usaríais para vuestros fines de poder humano, y por tanto peligrosamente. Estáis ya a punto de llevar también el desorden y el envenenamiento al espacio que rodea a la Tierra. Pero nos encontraréis vigilantes y no se os permitirá llevar la destrucción y muerte fuera del planeta".
  "Pertenecéis a la fraternidad del Amor Universal", observé. "¿Qué significa por tanto tu afirmación de que no permitiréis a los terrestres peligrosos avanzar hacia el espacio cósmico?”.
  "Nuestros medios son pacíficos", respondió; "pero si insistierais en vuestros proyectos bélicos y llevarais adelante falsos programas de paz ocultando segundas intenciones, no conseguiréis realizarlos. Porque no lo permitiremos. Antes debéis aprender la lección de la bondad, de la justicia universal y del Amor. Sólo entonces podréis hacer lo que queráis".
 
Página 24

LA  ASTRONAVE  MADRE.

Atravesamos Spotorno, y a la salida occidental de la villa tomamos la carretera que proseguía por un paso elevado más allá del cual comenzaba una abrupta subida.
Llegó la voz de Rafael; era clara y cercana: "Estamos ya en la Tierra", dijo, "cerquísima de vosotros".
  Tina exultó, diciendo que ella lo había sentido. Apagamos la linterna, y Tina indicó con la mano algo que apenas se veía en el fondo del prado, allí donde el terreno del declive se elevaba: al empezar del limpio y oscuro límite de los árboles, una vaga luminosidad se iba convirtiendo poco a poco en una luz más clara. La silueta de un enorme cigarro sobre el prado comenzó a formarse en la oscuridad.
  "¡Es maravilloso!", repetía Tina. Estábamos llenos de admiración y sorprendidos por cuanto se iba mostrando a nuestros ojos. La luz aumentaba de intensidad y ahora lo veíamos bien. Tenía una longitud de varias decenas de metros (quizá 100-120) y de altura llegaba hasta la copa de los árboles que estaban-detrás en el punto que aparecía más panzudo. Una larga serie de escotillas redondas emitía en la noche haces de luz coloreados que parecían no sobrepasar el espacio comprendido en el área de aquella zona. Después de algunos minutos se iluminó completamente, tanto que parecía una nave de crucero en fiesta y mucho más.

El objeto espacial daba una sensación de grandeza que hacía parecer irreconocible aquel lugar tan iluminado. Parecía un lugar de otro mundo de maravillas. La luminosidad del cigarro aumentó aún, y por las escotillas comenzó un juego de luces inimaginable por su belleza y variedad. Aquella luz y aquellos colores, aquellos juegos rítmicos y festivos hacían vibrar en el ánimo cosas que es difícil referir. Por un extremo del cigarro salieron, uno detrás de otro, cuatro discos, tan luminosos que parecían globos de luz blanca. Fueron a posarse sobre el prado, en el espacio libre que había entre nosotros y el gran "cigarro".
  Se abrieron las cuatro portezuelas y por ellas salieron hombres y mujeres. Reconocí la figura de Rafael y el corazón me saltó de alegría en el pecho. Tina saludaba con la mano. Vinieron hacia nosotros y en torno a su cuerpo había una vaga fosforescencia. Primero se acercó Rafael hacia nosotros y los demás le siguieron. "¡Bienvenidos a este encuentro!", dijo Rafael amablemente. "Esta tarde conoceréis a los otros hermanos que están comprometidos en esta misión". Saludamos a Rafael, y con él a
 
  Hombres y mujeres llevaban "chándales" con pantalones y mangas bastante anchas. Emanaban todos una ligera luminosidad. "Este es un encuentro excepcional", dijo Rafael
    "Los terrestres", dijo Rafael que estaba en medio de los suyos y tenía las piernas un poco cruzadas, "están empleando enormes capitales para ponerse en contacto con nosotros en el espacio. Y nosotros estamos en la Tierra por todas partes.
Página 27

"Algunos" siguió Rafael, "se preguntan si existimos. Y dicen: "Si los extraterrestres existen, ¿por qué no se muestran a todos y no contactan con nosotros de modo adecuado?". "Pero muchísimos hombres de la Tierra saben muy bien que existimos realmente y que no compartimos sus objetivos egoístas y belicosos. En realidad, quisieran tenernos en su poder para sacarnos conocimientos que les darían posibilidades aún más mortíferas y prepotentes. Por esto es por lo que obramos de modo conveniente para evitar semejantes riesgos y esperamos el momento en que sea posible dar a los hermanos de la Tierra el conocimiento para que lo usen según las Leyes Universales dadas a los hijos de Dios".


Moises
Página 28

Entonces habló Kalna, y su voz suavísima estaba acompañada del canto persistente del ruiseñor: "Los hebreos", dijo, "fueron conducidos por un gran Hermano del Espacio nacido entre vosotros para aquella gran misión. Su nombre era Moisés. Seréis conducidos por un nuevo Moisés, al que todos nosotros amamos y adoramos.
quiso hacer una pregunta: "¿Por qué citáis solamente la Biblia?", interrogó. "¿No existen otros textos que transmitieron las verdades que nos estáis enseñando?".
  "Durante milenios", respondió Rafael, "se dieron a los hombres muchas revelaciones, que se relataron en varios textos fidedignos.
 
página 30

Le respondió Orthon. "Nosotros", dijo, "siempre hemos elegido para nuestros mensajes hombres sencillos que no antepusieran al sentido real de nuestras palabras su cultura e ideas. Una mente abierta y sin prejuicios es más adecuada para trasmitir fielmente un mensaje del espacio. El hecho de que los terrestres no crean porque es humilde la persona portadora, no muestra más que una discriminación, índice de orgullo. Pero nosotros sabemos que quien quiera escuchar el mensaje y tenga verdad en su corazón, no se plantará este problema. Cada una podrá o no comprobar la verdad de cuanto se le ha trasmitido en su corazón. La Escritura puede servir de constatación, tanto como la realidad de lo que sucede en vuestro mundo. Hablamos a todos los hombres de buena voluntad”.
Rafael me puso una mano en el hombro; me miró con afabilidad y me dijo: "Las revelaciones que os estamos haciendo sorprenderán a muchos, como os han sorprendido ahora a vosotros. Os reportaran incomprensiones y sufrimientos. Pero es necesario que eso suceda para que sean develadas muchas cosas. Muchos hombres de buena voluntad os creerán y os ayudarán



ENCUENTRO  ENTRE  LA  GENTE.
 
 página 32

Rafael paseaba por la acera opuesta a la que nosotros recorríamos. Con él había otro Hermano del Espacio. Los dos avanzaban lentamente y con aire desenvuelto.
Rafael miró a Firkon y comprendí que la invitaba a tomar la palabra:
  "Cuando os decimos que nuestras astronaves recorren el espacio", comenzó enseguida Firkon con la vivacidad que le caracterizaba, "no nos referimos solamente a espacios materiales. El espacio comprende sobre todo ilimitados Universos Ultra-materiales. La única dimensión que cae bajo la observación de vuestra ciencia es la relativa a la materia. Pero las dimensiones cósmicas son tantas y tales como para que no podáis tener de ellas la más ligera idea. Se precisa mucho conocimiento y mucho tiempo para poder experimentar cuanto estamos diciendo. Ni siquiera vuestra imaginación, ahora, puede alcanzar lo más mínimo tales realidades”.
 
Firkon esperó a que nuestra mente hubiese asimilado un poco lo que nos había dicho. Ví a los Hermanos del espacio muy atentos sentados a nuestro alrededor.
  "En el Cosmos", prosiguió, "no existe solamente la dimensión material. Existen dimensiones ultramateriales que no muestran solamente longitud, altitud y profundidad, sino una riqueza mayor, realidades vitales en las cuales lo que llamáis detrás, delante, encima, debajo, dentro y fuera se convierten en limites superados. Cuanto más evolucionado es un Universo, más se expresa su energía vital en nuevas formas más libres y la conciencia se amplía en un respiro universal más vasto. A cada dimensión cósmica corresponde un cuerpo humano de grado evolutivo equivalente. Cada nuevo Universo conquistado por el alma del hombre en evolución, se presenta a él y a sus sentidos más evolucionados en una nueva síntesis, en un nuevo significado y en una nueva lógica desconocidas en la dimensión anterior superada. Y así cada nueva dimensión comporta realidades nuevas y nuevos modos de ser de la energía vital que derivan siempre de las mismas Leyes Universales que regulan toda la Creación. Cuanto más evolucionadas son las dimensiones, y por tanto más perfectas, más la conciencia de quien la experimenta conoce el Amor con el cual todo fue creado y el Amor que subsiste en ellas. El Amor Universal es la fuerza vital y unitaria de todo cuanto existe".
 
  "Cuando una astronave", dijo, "se detiene sobre el suelo terrestre, está perfectamente materializada. Pero queda inmersa en una fuerza cósmica que la mantiene autónoma de las Leyes Gravitacionales del planeta. Por eso es por lo que podemos levantarnos de la Tierra con facilidad, y superar en un momento cualesquiera Leyes relativas a vuestra Física. Así nos levantamos de Ia Tierra hasta la velocidad ideal de desmaterialización, sin ningún inconveniente gracias a esta libertad de las Leyes Gravitacionales. Aumentando el ritmo vibratorio vital, nos encontramos inmediatamente en sintonía con la vida de otras dimensiones. A voluntad, podemos penetrar en los cielos de dimensiones superiores o volver a bajar a las dimensiones inferiores hasta la material".
Nosotros, atravesamos todos los espacios del cielo hasta vosotros y volvemos allá arriba. En la cumbre de esta escala está la Barrera Celeste".
 
Tina pidió explicaciones sobre la Barrera Celeste que había nombrado Orthon.
  "La zona cósmica", explicó Orthon, "que llamamos Barrera Celeste representa, en la práctica, las últimas dimensiones que tienen todavía una forma análoga a la que conocéis. Más allá de ella hay puro espacio, energía vital pura, la esencia de la vida sin más mediaciones de forma. Para daros una idea de ello", explicó mejor, "por debajo de la Barrera Celeste, en zonas cósmicas y en sus Universos y mundos hay muchos espacios, pero fuera de la Barrera Celeste son las conciencias las que hacen el espacio a medida que se sube en el Cosmos hacia la Barrera Celeste, uno se libera de las formas para expresar cada vez más libremente la Conciencia Universal, se realizan al máximo todas las potencialidades del ser que hay en nosotros, se entra conscientemente en el seno del Padre Creador, en su Feliz Divinidad. La visión del Infinito se vuelve cada vez más profunda y real. Pero la evolución nunca se detendrá. El Padre Creador no tiene límites y no los ha puesto a sus hijos que quieren recorrer las infinitas vías de su Amor Divino".
  Tina hizo entonces otra pregunta: "Cuando se dice, rezando, "Padre Nuestro que estás en los Cielos", dijo, "¿por cielo entendemos el espacio de más allá de la Berrera Celeste o también el cósmico?".
  Orthon sonrió. "Dios", respondió, "no puede ser encerrado en ningún espacio, ni cósmico ni ultracósmico. Pero fuera de la Barrera Celeste, en la máxima pureza de la conciencia, se tiene una visión cada vez más directa de la Esencia Divina."
  
Página 41

La sublime mujer del espacio explicaba lo que consideraba apremiante con sorprendente precisión". Dirigimos a los habitantes de la Tierra una última invitación para que todos los que tienen en el corazón el triunfo de la bondad, el retorno a las cosas sencillas y profundas de la vida, se unan a nosotros, nuestro trabajo por su salvación".


Destrucción de Sodoma y Gomorra
Página 43

Rafael tenía una expresión triste, y los demás también. Veía en sus rostros sublimes una viva participación en las palabras de la Mujer del Espacio. Ella encontró sus miradas, dibujando una dulce sonrisa. Luego continuó: "Sodoma y Gomorra fueron realmente destruidas por el fuego para una salvación superior a la de la materia que habían depravado.

Página 45 

"No seremos nosotros", añadió, "los que intervengamos con el fuego, como entonces, para impedir que se abra bajo vuestros pies un abismo: el castigo os lo estáis preparando vosotros solos. Nosotros usaremos el fuego para dar nueva vida a la destrucción que produciréis estropeando el planeta. De nada serviría quitaros las armas mortíferas que tenéis preparadas, porque os pondríais a producir otras. Los efectos de muerte y destrucción de aquellas os castigarán y os pondrán en condiciones de comprender. El planeta resurgirá, para aquellos que hayan merecido habitarlo durante un nuevo periodo de tiempo. La Tierra será entonces otra vez Jardín del Edén". Recordé la visión de los efectos de la guerra nuclear que los hermanos me habían presentado. Mi ciudad y otras ya no existían; y después de la purificación del fuego, hierba y plantas habían vuelto a crecer. Casas esparcidas y hombres que cultivaban la tierra, animales y escenas de bondad y sencillez me habían llenado el corazón de alegría y de sensaciones de Amor. Había visto llegar a los Hermanos y entretenerse con aquellos hombres nuevos de la Tierra. Había escuchado también una conversación entre los Hermanos y los terrestres. Había comprendido que no se pasaría mucho tiempo sin que una evolución rápida llevase a nuestro planeta a las grandes realidades cósmicas.
  Algunos hombres que vivían donde en otro tiempo estaba mi ciudad actual habían subido a bordo de astronaves; estas imágenes que se me habían mostrado pasaban veloces por mi mente y se ponían en relación con las palabras que la Mujer del espacio acababa de pronunciar. Volví a ver lo que antes se me había mostrado. Hombres que huían a las montañas, mientras en la llanura reacciones en cadena de las explosiones nucleares producían una horrible destrucción.
  Había visto llegar discos volantes y astronaves a millares. A hombres, mujeres y niños se les hacía entrar por las portillas abiertas, otros eran absorbidos y levantados de la tierra, porque ni siquiera había tiempo de aterrizar para la operación de salvamento. Volvía a ver estas cosas y me parecía que las palabras de aquella maravillosa Mujer del espacio tenían un positivismo y una precisión sin igual.


 Página 46

Os damos todavía estas últimas advertencias con la esperanza de que os arrepintáis, pero no queremos ya exponer a nuestros Hermanos como hicimos en Sodoma y Gomorra cuando los hombres de aquella ciudad intentaron usar la violencia contra nuestros mensajeros".
 Nosotros salvaremos a quien esté en condiciones de poder ser salvado. No podremos usar la violencia contra nadie, ni siquiera con objeto de salvarle. No se puede llevar a los hermanos a mundos que no son de su agrado.



Página 49

A  BORDO  DE  LA  ASTRONAVE.
 
La tarde del 27 de Julio hubo un nuevo encuentro. Después de una ligera subida, la luz del disco nos señaló la presencia de los Hermanos del Espacio. Rafael nos vino al encuentro y nos condujo hasta el disco, que estaba apoyado en tierra entre los árboles. Por la portezuela abierta, una luz blanquísima me iluminaba el prado. Leyéndome el pensamiento, Rafael me aseguró que no "sufriría ninguna molestia, ni mareos. Visto de cerca, el medio espacial aparecía majestuoso, y una luz difusa se trasparentaba por todas partes. Tina estaba visiblemente conmovida. Rafael entró al medio espacial, y con la mano nos hizo señal de que le siguiésemos. Entró primero Tina, después yo, y después Paolo, que había venido con nosotros.
 
El interior era de una especial sencillez. La habitación estaba iluminada por una luz que se difundía por todas partes, sin que apareciese una fuente visible de esa luz. Bajo la gran cúpula, cuatro paneles luminosos hacían la función de paredes. Experimenté una emoción extraordinaria: todos estábamos iluminados por aquella luz que no tiene semejante en nuestro planeta. Paz y sensación de liberación interior se mezclaban a la gratitud hacia aquellos seres maravillosos que nos daban semejante oportunidad. Estaba del todo conmovido.
 
  Uno de los paneles estaba iluminado por líneas coloreadas y relampagueaba luces; un Hermano, que estaba sentado frente a él, se levantó y se acercó para darnos la bienvenida. Era alto, tenía los ojos de un color entre verde y celeste; y los cabellos castaños, con reflejos color cobre, que le bajaban casi hasta el cuello. Me impresionó su exquisita amabilidad. Se excusó y volvió a su puesto frente al panel de las luces.
  La portezuela se volvió a cerrar, y el pavimento donde apoyábamos los pies tuvo una ligera sacudida y una vibración que se prolongó.
  "Estamos subiendo", dijo Rafael; "dentro de poco estaremos a bordo de la astronave".
  Había en aquella sala, bajo la gran cúpula, tres grupos de asientos. Rafael nos invitó a sentarnos, y también él se sentó. Los demás Hermanos fueron a hablar en voz baja con el hombre que parecía pilotar.
  "La astronave", nos informó Rafael, "se encuentra fuera de la atmósfera de la Tierra. No nos faltará mucho para alcanzarla".
 
Vinieron a sentarse también junto a nosotros Orthon, y Firkon. Este último mostraba su alegría por tenernos a bordo del disco, y reía bondadosamente del miedo a marearme que yo había tenido antes de subir. "Como ves", reía con simpatía, "estamos todos bien". Reí con él, y le confirmé que estaba muy bien, como no hubiera podido imaginar. Tina expresó su admiración por la sencillez y funcionalidad del ambiente del disco. Paolo había conseguido expresar su sorpresa de encontrarse en el espacio. Yo estaba meditando cómo los Hermanos nos hacían vivir experiencias muy grandes con tanta sencillez y bondad. Me decía que todo aquello era fruto de un gran conocimiento e inteligencia de las cosas. No sé cuánto tiempo pasó. El disco tuvo una ligerísima sacudida. "Hemos llegado", anunció Rafael. "Estamos entrando a la astronave. Nos levantamos y la portezuela se abrió. Al salir de allí, nos encontramos caminando por un corredor de techo no muy alto. Las paredes parecían hechas de un metal fundido con vidrio. Tenían una especie de trasparencia y luminosidad difícil de explicar, pero agradabilísima de ver. Una puerta se abrió frente a Rafael, al fondo del corredor, sin que se hubiese tocado ninguna manilla.
  Entramos en una sala bastante grande: las paredes tenían el aspecto que he descrito del corredor, pero eran más difusas de luz y aumentaba aquella inexplicable sensación de que hubiese una gratísima trasparencia y profundidad. Todo el ambiente estaba invadido por coloraciones que daban a todos los objetos vivos reflejos, como si reflejasen infinitas fuentes luminosas que no era posible determinar de dónde surgían, y esto daba tonos de suavidad, de color y delicadeza a todo lo que se ponía ante nuestros ojos.
  Tina quiso tocar el tejido de una de las butacas esparcidas en grupos aquí y allá en aquel ambiente agradabilísimo.
  Firkon le sonrió leyendo en su mente una pregunta. Aquel tejido semejante el oro pálido podía ser de lana, pero su consistencia y morbidez hacían pensar en una sustancia desconocida en la Tierra. "Tenemos muchas cosas que decir", dijo él. "No hay mucho tiempo". Me dí cuenta de que cuando habíamos subido a bordo de aquellos medios espaciales había perdido toda noción del tiempo. Rafael nos invitó a sentarnos. Nos acomodamos sobre un diván, que tenía delante cinco butacas en semicírculo. Rafael, Orthon y Firkon se sentaron sobre las butacas. Observé el techo que me pereció menos luminoso que las paredes. Cambios de color apenas señalados, daban la impresión de una fluida consistencia de su espesor. Era como si manos invisibles jugasen con papel para decorar, y el efecto de quien observaba era agradable y relajante. Entraron KaIna, Ilmuth y Zuhl, y nos estremecimos de alegría. Parecían más jóvenes en aquella luz extraordinaria y por efecto de los colores de su vestimenta. Se sentaron, después de habernos hecho una alegre acogida.

  "El Amor Universal es la vida de toda la creación. Aquí está todo el misterio del mal, en la pérdida del Amor. Amar es estar en la luz. La ceguedad interior, la ignorancia, la maldad, son efectos de la falta de Amor. La esencia divina es Amor, y de ella procede toda la creación".
 
Con estas palabras Rafael empezó a decirnos cosas que catalizaron nuestra atención. "El mal", dijo, "es no estar en el Amor. Para quien está en el Amor no es difícil recorrer las infinitas vías del conocimiento que conducen al Creador, suma aspiración de todo ser creado. Para quien no esté en el Amor, y por tanto está en el mal, el verdadero conocimiento es difícil, e incluso imposible. Cuanto más se está en la luz del conocimiento, es más fácil estar en la comprensión del Amor. Cuanto más se está en el mal, y por tanto alejados del conocimiento, es más difícil e imposible estar en el Amor. Desgraciadamente en la Tierra hay poco Amor y poco conocimiento. Por eso los hombres, antes de poder volver al camino adecuado que conduce al Creador, fuente de todo lo que es bueno, tendrán mucho que experimentar, sufrir y comprender las ilusiones y los errores del mal".




  Rafael intervino para decirnos una gran verdad. “Vosotros", dijo, "como estáis en la oscuridad complicáis las cosas. La sencillez es uno de los grandes caminos de la luz. Por esto se os dijo que para conquistar el cielo es preciso que os volváis como niños. Lo que es grande y profundo, es siempre sumamente sencillo".
  Orthon tomó a su vez la palabra. "Se os mostrarán", dijo, "muchas cosas. Lo haremos con sencillez y con método, para poderos suministrar algunos elementos aptos para haceros comprender las cosas más elevadas. Luego visitaréis la astronave y lo celebraremos todos".
  Firkon nos invitó a que dispusiéramos nuestra mente a la apertura, y a que nuestro corazón participase en ello.
  “Mirad hacia aquella parte", dijo Kalna indicando la pared de la izquierda, en el lado opuesto a donde estaba la mesa con las flores. "Observad lo que vamos a mostraros".
  Nos volvimos y todos miramos hacia el punto indicado. La luz del ambiente disminuyó, creando una atmósfera más íntima. Tina y Paolo no pestañaban. Una especie de humo se produjo en un punto de la estancia. Se condensaron como unos vapores formando una nube pardusca.
  La nube continuó su transformación: se fueron delineando tres figuras. Mirábamos extrañados aquella increíble metamorfosis. Que parecía surgir de la nada. Poco a poco vimos concretarse la silueta de un hombre, de una mujer y de un niño. Eran reales a nuestros ojos, y al mismo tiempo, aparecían como en una escena de película o de teatro. El vapor formó aún las siluetas de algunos árboles y por abajo se dibujó todo lo que puede representar un prado con hierba, flores y pequeñas plantas. El hombre se sentó sobre una piedra; la mujer que estaba de pie llevaba una camiseta y pantalones. El niño trazaba señales sobre la hierba con un palito. Era una escena campestre, quizá una excursión familiar. Aquellas figuras que veíamos en blanco y negro, como es posible ver en una pantalla de televisión sin color, pero con figuras reales, estaban coloreándose ahora. Aquella sustancia pardusca y vaporosa emitía color, y pronto la luminosidad de cada parte de la escena aumentó mucho.



 
Al mismo tiempo, disminuyó aún más la luz del ambiente en que estábamos. Comencé a interesarme por lo que veía. El hombre se levantó, y conversó con la mujer que debía ser su esposa. El niño canturreaba jugueteando, sin preocuparse de sus padres que estaban cerca de él. Oímos la voz melodiosa de Ilmuth; que nos advirtió: "Ahora", dijo,” podréis ver, en esta escena familiar seleccionada, lo que nos urge que podáis comprender. Prestad atención". El color de las figuras humanas, de los vegetales y de las cosas, primero se intensificó, después empezó a atenuase. Los vestidos que llevaban los tres se confundieron con aquellas tenues coloraciones y aparecieron tres cuerpos humanos bien formados. Precisamente el cuerpo de un hombre, de una mujer y de un niño. El color rosa tenue de los tres cuerpos presentó una coloración azul claro que emergía por debajo de todos los puntos del cuerpo rosa y puso de relieve un cuerpo ligeramente más luminoso, visible en una perspectiva tal como para que se viese claramente que los dos cuerpos coincidían, pero separados uno de otro en su realidad. El proceso se repitió y se mostraron otros cuerpos, coincidiendo todos, pero separados por colores y luminosidad distintos. Podía observar que cuanto más profundo aparecía un cuerpo, desde aquella perspectiva, más luminoso era, pero no impedía ver los cuerpos más superficiales, más oscuros. Conté siete cuerpos. El último aparecía blanquísimo, y palpitaba como si emitiese rítmicamente latidos de luz. A cada latido emanaba una claridad que atravesaba todos los otros cuerpos, hasta el último de color rosa tenue.
 
"Observad", dijo Ilmuth, "observad también las plantas y las rocas". También para ellas como para las personas, había sucedido lo mismo. Era una escena nunca vista. Todo mostraba una profundidad vital, una riqueza de coloraciones, ritmos de los flujos de aquella luz y una simetría tal de las formas que me asombraban. Nunca hubiera podido suponer semejante cosa.



 
"Podéis visualizar aquí", explicó Ilmuth, "las diversas dimensiones de la energía vital en el hombre, en la vegetación y en las formas del reino mineral. También podemos subdividir estas siete dimensiones en tres modos de ser parecidos".
  Miré y vi que los primeros tres cuerpos superficiales eran semejantes en su apariencia, sobre todo respecto a la sensación de consistencia que daban y al grado de tenue luminosidad. Los tres siguientes eran más luminosos y parecían más sutiles y más consistentes en el mayor grado de profundidad. El último, que palpitaba blanquísimo, aparecía ahora con una luz excepcional e irradiaba claramente rítmicos flujos de intensa luz a todos los demás cuerpos, atravesando toda su extensión y profundidad. Me dí cuenta de que no era posible, en la Tierra, conseguir penetrar en toda esta realidad vital y que aquella increíble escena había producido posibilidades en mis sentidos, que no eran posibles en un estado de conciencia normal, como se acostumbra vivir en Ia Tierra.
  "El cuerpo más externo", dijo Ilmuth, "es el material. Los demás son de energía ya no material, sino cósmica o astral, como la llaman vuestros estudiosos en la Tierra. Con cada uno de estos cuerpos el hombre puede vivir en varios mundos y dimensiones, en planetas más evolucionados. El cuerpo más externo muere y el cuerpo subyacente está dispuesto a realizarse plenamente en el nuevo ambiente energético. Es lo que sucede en la muerte, pero en realidad es sólo un nacimiento con el nuevo cuerpo de una dimensión superior en un mundo superior de igual grado evolutivo al del cuerpo realizado. Puesto que hay muchísimas dimensiones, también los cuerpos potenciales en el hombre no son siete solamente, sino muchísimos. Os hemos mostrado siete solamente para facilitar vuestra comprensión".
 
Estaba completamente concentrado en aquella maravillosa realidad. Oí la voz de Tina que exclamaba: "¡La belleza del último cuerpo luminoso es extasiante!".
  "Es lo que queríamos sobre todo que comprendiérais", intervino Kalna, y su voz expresaba satisfacción. "El cuerpo blanquísimo que emite oleadas de energía vital a los cuerpos astrales y hasta al material es la visualización de lo que llamáis "espíritu". En la Escritura podéis encontrar que el ser humano se divide en cuerpo, alma y espíritu, entendiendo por cuerpo el material, por alma los cuerpos astrales y por espíritu la parte esencial del hombre que es inmortal y no morirá jamás porque es sede de la Vida y de la Conciencia".
  "El espíritu", prosiguió Ilmuth, "tiene la capacidad de vivir en el ilimitado Espacio más allá de la Barrera Celeste. Mientras el espíritu está todavía revestido" de los cuerpos astrales, no puede sobrepasar la Barrera Celeste y debe vivir en un mundo cósmico que sea igual a su grado evolutivo".
 
Firkon explicó: "Los Hermanos del Espacio, como somos nosotros, son los que han realizado ya el cuerpo espiritual y por eso normalmente viven en los maravillosos mundos de la luz en el Espacio ultracósmico. Los Hermanos del Espacio, los que las Escrituras llaman con frecuencia Angeles o el Señor, pueden emprender viajes a las dimensiones cósmicas y revestirse de cuerpos cósmicos según la necesidad. Por el contrario, los Hermanos que no han evolucionado todavía hasta el punto de librarse de los cuerpos cósmicos y de poder sobrepasar la Barrera Celeste, fuera de la cual existe el infinito Espacio de la Luz, tienen la posibilidad de emprender viajes a mundos inferiores a su grado de evolución. Esto lo pueden hacer de forma autónoma, en virtud de sus conocimientos y de las misiones que se proponen o que se les confía. Para ir más allá, como os ha sucedido hoy a vosotros, deben confiarse a nosotros que ya hemos sobrepasado la Barrera Celeste y que por eso tenemos un conocimiento que nos permite procuraros viajes hacia mundos superiores a vuestro Grado de Evolución".

  Volvió a hablar Rafael: "Si todos los hijos del Padre Dios hubiesen usado la libertad que se les concedió para seguir solamente las infinitas vías del Amor Universal y se hubiesen fiado exclusivamente de la bondad de sus Leyes Universales, no hubiera sido necesario experimentar dimensiones cósmicas tan limitadas respecto al Espacio infinito más allá de la Barrera Celeste. Pero como al principio hubo un rebelde que convenció a sus seguidores de que se podía desobedecer al Padre Bueno y hasta obrar sin Él, de aquella soberbia nació la necesidad de experimentar el mal y entonces, como el Padre sabía que otros seguirían aquel mal ejemplo, creó dimensiones más limitadas, creó el Cosmos, los mundos astrales y materiales que, aunque eran maravillosos por ser obra de sus Manos Divinas y reflejaban las bellezas y las armonías del Espacio Celeste, eran sin embargo más limitados. En ellos muchos de sus hijos serían sometidos a la prueba de experimentar el egoísmo en vez de la Universalidad del Amor, la maldad en vez de la bondad, el sadismo en vez de la felicidad de ver gozar a los hermanos. Ellos desarrollarían vías de mal antes que del bien, odio en vez de Amor, su ceguedad en vez del verdadero Conocimiento que da la Vida. Por esto ha sido creada la materia: para que el Espíritu y la Conciencia encerrados en ella tuvieran una protección.
. No podéis imaginar hasta qué punto toda la realidad vital del ambiente está ligada a vuestra conciencia. Las inteligencias condicionan realmente el ambiente vital, sus mundos. Todo es realidad vital: cualquier movimiento de vuestro ánimo, cualquier deseo, pensamiento o sentimiento, también cualquier pasión.

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Tina estaba atenta y seria. Paolo miraba a Rafael con curiosidad y dulzura.
  "Ahora", dijo Ilmuth, "observad lo que vamos a mostraros". La luz disminuyó otra vez. La nube pardusca se coloreó rápidamente y ante nosotros vimos un niño con el cuerpo material gravemente deformado. Sin embargo, sus cuerpos sutiles eran de una gran lucidez, tenían colores tan extasiantes y una armonía tal que hicieron lanzar a Tina maravilladas exclamaciones. Yo lo miraba y sufría en mi interior por aquel contraste estridente. La belleza interior del niño aventajaba a la penosa impresión de la realidad deforme.
  "Cuando los desórdenes energético-vitales de las conciencias del hombre provocan en un planeta estas horribles cosas", dijo Ilmuth, entonces nosotros tomamos muchas veces posesión de estos cuerpos. "Vosotros no lo sabéis, pero a sufrir en cuerpos deformes y en cerebros enfermos baja un ángel casi siempre, para cumplir una sublime y eficaz misión en beneficio de los hermanos de la Tierra que tendrán que renunciar al mal".

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Rafael nos invitó a que le siguiéramos. Vinieron con nosotros Orthon y Firkon. Visitamos varios departamentos de aquella enorme y maravillosa casa de luz. Fuimos conducidos a una sala donde brindamos con una sustancia suavísima. Después Kalna cantó y oímos una música que conmovió a Tina hasta las lágrimas. Teníamos el ánimo saturado de ligereza, de paz y la certeza del Amor sin fin de los Hermanos. Entonces, nos volvieron a llevar, a través del corredor, al disco que nos devolvería a la Tierra. Nuestros compañeros de viaje fueron otra vez Rafael, Orthon y Firkon.
  "Llegará el tiempo", decía Ilmuth mientras Kalna nos sonreía, "que no nos separaremos más. Todos los hermanos de la Tierra que quieran, podrán viajar al Espacio con nosotros. Bastará con quererlo y sobre todo con ser hijos del Amor del Padre.
 
Juntos visitaremos mundos y surcaremos nuevos cielos. Estaremos siempre en misiones de Amor y conocimiento para otros hermanos que quieran evolucionar pronto. Y además veremos al Padre cara a cara porque iremos fuera de la Barrera Celeste. Estad seguros de ello", concluyó Kalna, "ésta es la verdad". Nos saludamos todos con un abrazo.




DESCANSO  EN EL  ESPACIO.
 
El disco se detuvo en el inmenso espacio. Millones y Millones de astros aparecían por doquier mayores de lo que nos parecen las estrellas desde la Tierra: resplandecían palpitando como si emanasen con cada palpitación una llamarada de varios colores.
  La emoción era tan fuerte que, por momentos, una sensación de temor me asaltaba: me sentía pequeño, pequeño frente aquel espectáculo sin fin. Pensé en la infinita grandeza del Padre, Creador de todas aquellas maravillas, y le rogué que me enseñase El mismo a amarlo en mis hermanos y en las cosas creadas por El.
 
  El espacio cósmico que aparecía a mi vista no era sólo una fiesta inmensa de luces palpitantes, sino que también estaba invadido de fosforescencias en movimiento, cuerpos que seguían trayectorias como guiados por una fuerza invisible, energías coloreadas que emergían del fondo oscuro del espacio. Rafael indicó la enorme astronave en forma de cigarro que flotaba en el espacio delante de nosotros, a no sé qué distancia; estaba inmersa en una blanca fluorescencia atravesada por dos coloraciones, azul y anaranjado intenso.
  Las escotillas emitían una luz que aumentaba el halo del cigarro. La forma de la astronave era menos panzuda que la que había bajado a la Tierra en Spotorno: era un espectáculo encantador.
 
Rafael nos anunció que entraríamos con el disco en la astronave. Poco después, salimos a una estación interna donde se había posado el disco. Noté que había como raíles. A través de la puerta fuimos introducidos en un saloncito. Había allí butacas y una mesa, aparentemente hechas del mismo material, que relucía con una transparencia opaca. Al ir a sentarme, tuve la impresión de que se trataba de un material resistente, pero me di cuenta de que era de una agradable blandura.
  La luz que se difundía en esta astronave producía sensaciones y especiales efectos en nuestro ánimo, que no sabría explicar.
  Nos sentíamos más vivos que nunca, y todas nuestras facultades gozaban de una paz indecible y al mismo tiempo estaban como suavemente potenciadas.
 
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Tina lo interrumpió y preguntó: "¿Por qué no intervenís vosotros para quitar el hambre a aquellos pueblos?". "¿Por qué no hacéis que los que tienen posibilidad y lo quieren hacer pueden dedicarse a aliviar todo este mal?".
  El hombre arrugó la amplia frente y suspiró.
  "Nosotros no podemos", aseveró, "y esto nos causa un gran sufrimiento. Si nosotros  interfiriésemos tan concretamente en las cosas de vuestro planeta, crearíamos problemas aún más serios y graves. Ya os decimos que sólo conocéis una parte del problema; en realidad, en tal caso tendríamos también que intervenir por la fuerza para imponer una justa distribución de los bienes; y también tendríamos que intervenir en vuestros conflictos bélicos. Todo cambiaría: nos veríamos complicados en la espiral de odio y de violencia que reina en la Tierra y seríamos violentos también. Por el contrario, las Leyes Universales son capaces de extirpar definitivamente y de una vez por todas el mal que hay en los hombres a través de caminos de paciencia. Los que sufren injustamente serán recompensados infinitamente más de lo que puedan pensar".



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En aquel momento entraron Rafael, Orthon y otros cuatro hombres y tres mujeres. Se sentaron junto a nosotros, después de habernos saludado. Rafael nos invitó a prestar atención porque se nos mostrarían algunas escenas. La voz de Kalna prosiguió: "Ahora veréis algunas escenas", dijo, "referentes al suceso que llamáis muerte y que nosotros llamamos paso".
  De la habitual nube coloreada, se formaron unas figuras como ya habíamos visto la vez anterior. Apareció la imagen de un hombre enfermo en la cama de una habitación. Respiraba muy fatigosamente, y algunas personas, seguramente los familiares, estaban junto a él en su cabecera".
  "Es una escena terrestre", dijo Kalna, "la que os mostramos. Está sucediendo realmente en este momento en vuestro planeta. Tenemos la posibilidad de mostraros escenas del pasado, del presente y tal vez del futuro. Observad ahora lo que va a suceder".
  Miré con curiosidad, y al rato me pareció como si el hombre se estuviese desdoblando. Una imagen completamente semejante a la suya, pero muy ligera, se alzó horizontalmente de la cama, dio la vuelta por el aire de la habitación y se puso suavemente en pie sobre el pavimento. Al mismo tiempo la otra figura, la que yacía en la cama, se quedó quieta, dejó de respirar fatigosamente, y los familiares le cerraron los ojos y empezaron a llorar y a lamentarse en alta voz.
  El cuerpo del hombre en la cama, inmóvil y sin vida tenía ahora los ojos cerrados, mientras su doble miraba, con una expresión de sorpresa, ya a su cuerpo en la cama, ya a los familiares llorando. El intentaba consolar a los suyos, hacerles comprender que no estaba verdadera y definitivamente "muerto", pero ellos no lo notaban y proseguían sus lamentaciones en torno al cuerpo de la cama.
  "Este hombre, este hermano de la Tierra, ha terminado su existencia terrena", comentó Kalna "Ahora él vive con un nuevo cuerpo en un nuevo ritmo vibratorio vital. Está extrañado de ver su cuerpo material muerto en la cama, y ha tardado algunos minutos en comprender la verdad de las cosas. Querría comunicar con los parientes que lloran su muerte física, pero no ha comprendido todavía que vive en una dimensión distinta de la material. Este hermano está viviendo ahora dos realidades en sí mismo: la maravillosa sorpresa de haber descubierto que se vive también después de la muerte y ya sin el sufrimiento físico que le había afligido hasta el tránsito, y la tristeza de no poder comunicar con los que aún están en la vida material. Ahora ha comprendido que puede verlos y sentirlos, mientras que ellos no pueden darse cuenta de su realidad”.
  Kalna se interrumpió y nos dio la oportunidad de seguir la escena que mostraba sus inútiles esfuerzos para decir a aquellas personas que todavía estaba vivo y que la muerte física no quita la vida.
  "Ahora veréis otra fase", anunció Kalna; "éste es el primer contacto con Hermanos de otras dimensiones que han sido traídos de otros mundos para acoger al hermano que ha pasado de la dimensión material a otra forma de vida. Ya os lo decimos: en toda la creación a nadie se deja abandonado".
  Vimos llegar a aquel lugar, como a través de las paredes, algunos hombres y mujeres, cuya edad parecía comprendida entre los quince y los cuarenta años, al menos en apariencia. El más joven, un muchacho que parecía precisamente el de menos edad, se acercó al hombre que acababa de morir, el cual aparentaba ahora unos cuarenta años, mientras su cuerpo era mucho más viejo, y lo abrazó. Lo llamaba "papá", y el hombre echó los brazos al cuello del muchacho diciéndole: "¡Hijo mío qué alegría volver a verte!. ¡Cuánto te he echado de menos!.   ¿De dónde vienes?" El muchacho le dijo que estaba muy bien y que lo esperaba desde hacía tiempo. Hubo abrazos y palabras de emoción entre el hombre y todos los que habían venido a recibirle.
  El hombre miró su cuerpo, todavía y quería hablar a los parientes que lo rodeaban llorando, pero los demás le explicaron que no era posible, añadiendo que le enseñarían enseguida cómo comunicar con el pensamiento y el Amor con sus familiares dejados en la Tierra.
  Estaba sorprendido, y oía también la voz de Tina que repetía: "Es increíble, pero es algo maravilloso".
  Paolo dijo algunas palabras que expresaban emoción por aquella verdad. "Y pensar", añadió, "que los hombres de la Tierra esperan la muerte con terror y lloran durante años a las personas queridas muertas”.
  Mientras la escena estaba en aquel estadio todavía pregunté a Kalna por qué una verdad así no se daba a conocer de algún modo a los hombres de la Tierra.
  "Hay razones", respondió, "por las que los hombres de la Tierra no pueden ser informados de estas realidades.




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EN  UN  PLANETA  MARAVILLOSO.
 
Entramos en el gran disco. Vinieron con nosotros Rafael, Firkon, Orthon, Kalna, Ilmuth, Zuhl, y otros tres Hermanos, dos hombres y una mujer. Había aire de fiesta: el interior del disco detector era distinto del que ya habíamos conocido. La cabina y los demás espacios internos estaban separados por paredes. En el centro había un gran tubo luminoso, que iba desde el centro del pavimento hasta la cima de la campana. Nos asomamos a una escotilla.
  "¡Dios mío!, exclamó Tina, y retrocedió como para contener la emoción de aquella vista.
  Paolo, fascinado por el espectáculo que aparecía a sus ojos, no se separaba de la escotilla. Estábamos bajando suavemente hacia el suelo de una tierra maravillosa. Una naturaleza verdeante se distribuía por llanuras, montes y colinas. Un gran río en el que había diseminadas numerosas islas, corría con sus aguas azules hacia un gran mar. El cielo era surcado por discos volantes. No vi ciudades, casas o centros habitados. Esto me sorprendió, pero Rafael que había leído en mi pensamiento, me explicó: "En estos mundos fieles a las Leyes Universales se vive inserto en la naturaleza".
 
En aquel cielo resplandecía una inmensa luz, procedente de un astro semejante al sol, que se distribuía suavemente, y agradaba a la vista. Noté que era distinta de la también maravillosa que da el sol a la Tierra. Vapores esparcidos formaban vagos encajes en el cielo, y formas encantadoras reflejaban la luz de aquella estrella, creando coloraciones tenues y más fuertes.
  En un momento estuvimos entre la tupida vegetación de una colina. Desde allí nos llegaba el sonido de las olas del mar levemente movido por un vientecillo embriagador. Bajamos hollando una hierba semejante a la nuestra de la Tierra, pero cuya coloración verdosa se difuminaba en tonos variados. También las formas de los árboles y de las hojas eran más graciosas y difuminadas de color por los lados, mientras éste se veía más concentrado en el interior. La frondosa vegetación ofrecía frutos semejantes a los de la Tierra, aunque no del todo iguales: parecían manzanas, piñas o bananas; otros eran rojos y redondos. Todo mostraba una variedad y una armonía difíciles de imaginar.
  Nos vinieron juguetones al encuentro algunos graciosos animales semejantes a los panda, pero ligeramente más grandes que los que viven en la Tierra, y los acariciamos con afecto.
  Entonces, nos encaminamos con los Hermanos hacia un prado en el que se posaban algunos discos detectores mientras otros salían de allí. Lo recorrimos lateralmente, e Ilmuth nos explicó que el lugar era uno de los más importantes puntos de reunión entre Hermanos de muchos mundos. Dimos la vuelta al rededor de un árbol cuyo enorme tronco tenía una circunferencia muy grande y cuyas ramas tenían una extensión de varias decenas de metros; sus hojas eran anchas y muy elaboradas, con un matiz y variedad de tenues colores desde el verde al rojo. Quedé mirándolo encantado, mientras Tina lo tocaba como para saludarlo.


El contactado Giorgio Dibitonto





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